Siempre he creído que, realmente, siempre escribimos. A cada minuto de nuestras vidas lo hacemos, pero de diferentes maneras. Porque escribir no solo se hace con lápiz y hoja o un computador y las teclas que se mueven rápido. A veces se escribe con la mente o con nuestras acciones en el corazón, la autoestima o el pensamiento de alguien. Esa es la "escritura" de la que debemos estar pendientes: ¿qué provocamos en el que nos rodea con lo que hacemos?
Puede sonar dramático, pero lo que hacemos (y lo que no) puede marcar una diferencia gravitante en la vida de otra persona. ¿Cómo tratamos al que está a nuestro lado? Esa simple pregunta debería echar a andar los motores de nuestra mente y, al mismo tiempo, hacernos reaccionar, generar acciones acordes a eso criterios que, supuestamente, tenemos. Porque no hay nadie (o quizás sí) que se declare intolerante, poco solidario, discriminador o cualquier cosa que implique algo no virtuoso.
Creo que mientras caminamos por la vida debiésemos (o al menos tratar de hacerlo) escribir la mejor historia que podamos en los que están a nuestro alrededor. Porque ¿cómo cambiar el mundo si no actuamos para hacerlo? Caminemos escribiendo nuestra nueva historia.
miércoles, 18 de enero de 2012
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Esto tiene mucho que ver con la importancia de las decisiones. Y de las consecuencias que éstas tienen en la vida de los demás. Por eso la invitación es a actuar sin miedo. La vida es una, y tiene que ser como una película. La mejor película.
ResponderEliminarNo había pensado en ese símil con las películas. Como siempre sorprendiéndome:D! Sí, en cierta forma e una invitación a actuar, a hacer más que decir. Esa es la idea, que escribamos nuestro guión y el de nuestro alrededor. Gracias por tu comentario. Un abrazo!
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