Suelen decir algunos que la vida hay que disfrutarla, porque es bella. Cuando sucede algo malo o, simplemente, indeseable nos encontramos generalmente con una respuesta: cosas que pasan... Aunque, en la realidad, nadie se conforma con esa respuesta. Solo se la entregamos a los demás, pero no la aceptamos. Es igual a esos consejos que das, pero jamás aplicas en tu vida.
El cosas que pasan corona todas aquellas situaciones desagradables: la muerte de un ser querido, el reprobar un ramo o el que una mujer te dijera "te quiero, pero solo como amigo". Son esas situaciones que quisieramos no sucedieran, pero que simplemente NOS SUCEDEN (lo remarco porque son cosas que no podemos controlar, solo suceden a nuestro alrededor). Sin embargo (y este es el punto central de la reflexión), ¿es suficiente solo el "cosas que pasan"? ¿O lo "suficiente" es la actitud con que enfrentamos eso que "nos sucede"? He ahí una interrogante (casi pongo "el dilema", pero no quería copiarle a Shakeaspeare).
Por lo pronto, solo decir: no te conformes con un "cosas que pasan", toma una buena actitud, saca algo bueno de la adversidad y sal adelante, porque el camino es mucho más largo y bueno de lo que esperas... Porque cambiar el mundo no es algo que solo pasa, debemos provocarlo.
sábado, 28 de enero de 2012
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He pensado lo que expresas en esta entrada muchas veces. Quizás por eso la resignación no es lo mío y lucho por lo que quiero hasta que lo consigo o fijo un nuevo objetivo. La idea es nunca quedarse con la idea de "y si lo hubiese dicho"? "y si lo hubiera intentado"?...
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