Al son profundo de una Kalimba pienso en tu sonrisa, en tus gestos, en tus manos, en tu boca. Mientras el sonido recorre mis entrañas sé que, a pesar de todos mis intentos, aún no te haz ido. El saxofón hace estallar enérgico sus notas y en mi cabeza resuena tu voz desnuda surgida de los recovecos de mi mente. Al son de los locos tambores llego a la conclusión que menos quiero: aún no te olvido.
viernes, 8 de junio de 2012
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