Te vas diciendo un adiós,
un adiós cargado de tristezas,
de vientos moribundos,
de filosas rococidades
emergidas de tu aire,
de tu traquea,
de tu boca.
Te vas y no sé si vuelves,
y en tu distancia,
beso el aire que dejaste,
respiro tu piel;
elevo una loca plegaria,
invoco tus ojos,
tu boca,
tu lengua,
tus manos;
y languidezco,
espero,
muero...
viernes, 30 de marzo de 2012
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