Soy los dos puntos antes del comienzo de una frase. El antecesor de una confesión irresistible. Soy ese signo vivo de suspenso en los rostros de los absortos. Sin embargo, soy solo eso. Expectación. Una alevosa promesa incumplida, un cobarde instinto de protección.
Soy, nada más y nada menos, la cobarde ilusión de un arrojo, el espejismo de una declaración de amor. Al fin y al cabo, soy solo el que camina a tu lado, pero que jamás se atreverá a robarte un beso. En resumen, admiro tu belleza en un sepulcral silencio, en unas pequeñas miradas que se concentran en tus ojos; soy, entonces, el Quijote que sin remedio te ha dado un nuevo nombre para amarte de verdad nada más que en mi locura.
resignación y gradualismo(?)...granos de arena
ResponderEliminarMás resignación que gradualismo. Mucho más resignación en realidad. Creo que ese sentimiento se manifiesta como una constante.
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